Matemáticas a distancia

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lunes, 7 de noviembre de 2011

Compartir de Lorenzo García

¿Por qué comparto informaciones y contenidos?
(http://aretio.blogspot.com/2011/09/por-que-comparto-informaciones-y.html)

Hacia el año 2000, cuando me hice cargo de la dirección de la Cátedra UNESCO de Educación aDistancia (CUED), me planteé cómo podría cumplir uno de los objetivos que figuraban en el convenio de creación de la misma, el de la proyección, difusión, divulgación de conocimientos y experiencias, teniendo como foco destinatario principal el espacio geográfico de América Latina. ¿Cómo hacerlo para empezar, cuando el único recurso de la Cátedra en aquel entonces era yo mismo?

Desde que Internet fue penetrando en las universidades españolas, mediados de los 90, mi interés por la educación a distancia que se inició a principios de los 80 del pasado siglo, pudo incrementarse. Progresivamente fui organizando con ayuda de los navegadores de Internet y de otras herramientas aquellas incipientes fuentes documentales en formato electrónico sobre esta modalidad educativa.

No sabía programar en html, ni nunca fue mi propósito aprenderlo. Uno de mis hijos me decía que manejando con la soltura que yo lo hacía aplicaciones como Word, PowerPoint y otras muchas de las de entonces, no debería tener ningún problema para utilizar el FrontPage, programa de Microsoft Office que permitía editar en html, sin necesidad de conocer ese lenguaje informático. Pues dicho y hecho. En ese año 2000 me puse manos a la obra sin ningún tipo de ayuda inicial. Diseñé una sencilla Web (la de la CUED de entonces) con el fin de poder organizar en ella, con un cierto sentido y alguna taxonomía, todos aquellos recursos, documentos y material que había ido recopilando como "Favoritos", “Marcadores” o en estructuras y ficheros aparte, durante los años en que había estado manejando Internet. Así, sentí que estaba compartiendo mis fuentes, las que previamente había buscado, filtrado y organizado. Realmente, ya en aquella época mi comportamiento era muy similar a lo que hoy se califica, cómo no en inglés, como “content curator”, término al que nos referiremos en próxima entrada en este blog.

Un ilustre colega que conoció ese sencillo sitio Web de la CUED, se acercó a mí para "aconsejarme", -¿cómo se me había ocurrido poner tan valiosa información al alcance de todos? Si esas eran buena parte de mis fuentes, pues eso, eran mías. Si las compartía, otros llegarían a poder saber lo mismo que yo- ¿?

Ya entonces me empezó a preocupar la actitud de algunos colegas, docentes e investigadores de la Universidad. Pude comprobar que algunos no eran amigos de compartir nada, ni sus conocimientos, ni sus fuentes, ni cualquier otra información que pudiera reforzar su posesión del saber. Estaban convencidos de que así salvaguardaban su prestigio y saber superior. Otros colegas, sin embargo, quizás eran selectivos y compartían sólo ciertos conocimientos propios, fuentes y documentos ajenos de manera muy filtrada e interesada y, por fin, otros no tenían nada suyo (quizás sólo sus propias creaciones que también distribuían) y compartían todas sus creaciones, fuentes, documentos de divulgación que otros habían creado y que habían llegado a ellos por búsqueda propia o porque sus autores o terceros se los habían hecho llegar.

Hoy Internet es un fenómeno más propicio para poner en común todo el saber. Para no esconder nada, para compartir lo que yo he creado, pero también lo que dicen y escriben quienes saben, a los que yo tuve acceso antes que otros, bien por mi posición, bien por mi supuesta pericia en estas cosas. Entiendo que cuando la superabundancia de contenidos inunda la red, no sólo es necesario seguir produciendo sino que se precisa que algunos pongan algo de orden en todo lo que se produce. En un inmenso mar de contenidos alguien tiene que ayudar a pescar los peces que se desean y no otros peces u organismos y si pueden ser de buena calidad y sabor, mejor.

Y, atención, no me estoy refriendo a compartir o informar sólo de aquellas obras de enjundia académica, de aquellos trabajos o informes fruto de rigurosas investigaciones que, faltaría más, también. Me estoy refiriendo a compartir, además, esas otras aportaciones, reflexiones, propuestas, análisis, narrativa de experiencias, herramientas, sugerencias, noticias, etc., que sin el aval de la investigación sostenida en parámetros académicos rigurosos, sí que suponen enriquecimiento del panorama y escenario sobre el tema o cuestión tratados. O es que, por ejemplo, todos los blogs, al no ser mayoritariamente escritos desde la investigación dura, ¿no sirven?, la mayoría, efectivamente, no, ¿o es que, en el campo que nos ocupa no son cantidad de docentes los que se aprovechan de tantos interesantes blogs, de tantas aportaciones de valor que nos enriquecen a otros, de tantas experiencias docentes valiosas que si no quedasen escritas en algún sitio, se perderían?, ¿o es que no es bien cierto que de estas experiencias, de estas prácticas ha de beber posteriormente la buena investigación aplicada?

Y si yo les cuento a ustedes dónde encontré un artículo o información de interés que sin ser investigación de enjundia, sí que les ofrece experiencias, sugerencias, directrices, opiniones, propuestas, etc., que pueden mejorar nuestra práctica diaria, ¿no es eso un compartir positivo?. Y qué decir de las informaciones o noticias que genera este mundo y que, cierto que aunque no sean investigaciones, sí que deberían ser informaciones contrastadas. ¿No es bueno que quien haya tenido conocimiento de esa información la transfiera cuanto antes a la comunidad para que de eso puedan saber lo mismo que el primer informado y a la vez la inteligencia colectiva se pueda reforzar?, ¿o es que no estamos convencidos de que las opiniones de muchos sobre un determinado tema son las que generan crecimiento o novedad en el conocimiento?, ¿o es que las múltiples conexiones a través de redes, blogs, imágenes, vídeos, etc., que puedan versar sobre un determinado tema no ensanchan el escenario de ese tema?, ¿o es que repetir y difundir en tu propio círculo documentos o informaciones que te llegaron por otra vía no facilitan el aprendizaje de muchos?, ¿o es que…?

En fin, comencé a compartir en Internet lo mío y lo que me interesaba de los demás a finales de los años 90 y en estos meses he tomado impulso porque pienso y estoy cada vez más convencido de que el conocimiento no se puede esconder y menos en y desde la Universidad. Si para algo es la Universidad es para eso, para generar, organizar, sistematizar, difundir y compartir el saber. Cierto que cuando se comparte mucho existe el riesgo de que se cuelen contenidos de dudosa calidad. Pero pienso que más vale pasarse que no esconder. Los destinatarios de estas propuestas, los destinatarios de lo que yo comparto, suelen tener, o así lo presumo, un cierto nivel como para discernir, “reseleccionar” o volver a filtrar en una segunda instancia.

Es mucho y bueno lo que existe en Internet como para que aquello provechoso que por el azar o por mi disposición en estos temas encontré, me lo guarde, porque es tan bueno que si lo comparto los demás van a saber de esto lo mismo que yo y así ya no seré el único que tenga esas ocurrencias tan "originales y deslumbrantes”.

Si quisiésemos proteger nuestros conocimientos, nuestro saber, nuestras fuentes, no compartiríamos. Así, ilusamente, podríamos pensar que no debemos regalar lo que tanto nos costó. Que otros trabajen lo que nosotros para saber, para poseer tanta documentación, tantas fuentes, tanta información a la que sólo nosotros tengamos acceso. Ay!, Internet, cuánta “traición” viene haciendo a los que gustaban de guardar sólo para ellos.

El que quiere proteger sus conocimientos y fuentes, en realidad desea esconder sus trucos, artimañas y habilidades, en fin, con el objeto de que otros no le puedan sobrepasar. Lo malo es que éstos que esconden o tratan de esconder, suelen quedarse obsoletos porque guardan y guardan sin darse cuenta de que mucho de lo que guardaron ya no sirve.

Digo yo que si son más los que saben de la cosa que yo sé, mejor para todos, mejor para la sociedad, mejor para mí que a la vez me podré enriquecer con los que me sobrepasaron.

Cierto que a quienes estamos en la red de manera más o menos transparente no nos es posible llegar a más. Es decir, no podemos ejercer (al menos yo no) de consultoría permanente a nivel individual o grupal porque bastante tiempo exigen los alumnos propios, los de grado, los de máster, los de doctorado. Bastante tiempo nos ocupan los compromisos adquiridos, más tiempo las dedicaciones a la investigación o a la gestión universitaria, etc., como para esa especie de consultoría individualizada que piden algunos.

Por eso, aprovechamos ahora las redes sociales, las herramientas 2.0. Antes nos teníamos que limitar al sitio web, a los boletines semanales y a la lista de distribución, herramientas que venimos usando desde hace 12 años en la CUED y que no las hemos desechado, más bien al contrario, las hemos reforzado porque a muchos aún les son útiles.

Así, mi forma de compartir, más allá de tratar de poner online todas las publicaciones que los derechos editoriales permitan (libros o artículos), es la de utilizar los blogs, las redes (facebook y twitter fundamentalmente), los diarios de edición automática, los agregadores de contenidos, etc. Con ello, más allá de que no pueda realizar atenciones individualizadas o grupales, me doy por satisfecho. Es una opción. Otra sería facilitar cada día dos o tres sugerencias y comentarlas brevemente. Opté por la primera y ahí existirán contenidos e informaciones con las que estoy de acuerdo y otras que no comparto, pero tampoco éstas me las quiero guardar, otros pueden estar de acuerdo con ellas.

Desde mi perspectiva, me conformo con seguir facilitando a otros lo que yo entiendo que puede ser útil en el campo donde me muevo, me conformo con seleccionar, agregar, agrupar, filtrar, organizar, “curar” conocimientos, informaciones, noticias, investigaciones, publicaciones, etc., que tengan que ver con la Educación a Distancia o con las tecnologías que pueden ser útiles a estos procesos. En la actualidad la base del crecimiento del saber no ha de estar sólo en la producción que lógicamente es fundamental, sino en que alguien se encargue de seleccionar, filtrar, agregar, ordenar esas producciones. En fin, si no comparto estas cosas me siento menos vivo

En todo caso, siempre me quedará la duda de si todo este esfuerzo merece la pena. Yo creo que sí, por eso lo hago, pero no sé si estoy en lo cierto. Quizás una síntesis de ese compartir puedan probarlo en esta entrada a mi blog.

Bueno, es lógico, comparto con quienes se dejan. A quienes no les interese la información que cada día les dejo, muy fácil, cambien de canal, no me sigan, no me lean, no hay problema. A quienes pueda interesarles, realimenten con sus opiniones, aquí o por otras vías o, al menos, continúen acompañándome. Les estaré agradecidos porque entiendo menos a quienes escriben o difunden fuentes e informaciones y dicen que no les importa que lo que escriben lo lea alguien, nadie, pocos o muchos. Yo, les confieso que si hago esto es porque pienso que hay gente detrás que puede interesarles, y si son más, mejor. Desde mi punto de vista, poco objeto tendría realizar un esfuerzo intelectual y de tiempo para que sólo pudiera servir a mi propia satisfacción de dejar algo en la red.

Ah! y disculpas por aquellos aportes que no cuenten con todo el rigor académico que pudiera suponerse, por aquellas posibles reiteraciones o repeticiones de enlaces realizadas con la prisa de que les llegue pronto, aunque la lectura más reposada pueda hacerse en otro momento. Por eso, algunos ded éstos se me pueden escapar, aunque como dije antes, prefiero pasarme a no llegar. Ustedes son sabios y sabrán discriminar.

Bunsen